El factoring es un instrumento de financiación a corto plazo, destinado a todo tipo de empresas, que paralelamente al servicio de carácter financiero, desarrolla otros de gestión, administración y garantía por la insolvencia de los deudores de los créditos cedidos.

Entre los servicios prestados, hay que destacar fundamentalmente la gestión de cobro, la administración de la cartera a cobrar, el análisis de los deudores y, en su caso, la cobertura de insolvencia (Factoring sin recurso).

En las operaciones intervienen la siguientes figuras:
Cedente: empresa que contrata los servicios de factoring cediendo sus facturas de clientes.
Factor: compañía de factoring que adquiere las facturas asumiendo su gestión de cobro y, en su caso, financiado al cedente. La mayoría de las entidades de crédito suelen tener segmentos especializados en proporcionar este servicio.
Clientes: empresas a las que vende el cedente obligadas al pago de las facturas.

Su clasificación es la siguiente:
Factoring sin recursoOperaciones en las que la entidad de Factoring asume el riesgo de insolvencia del deudor.
Factoring con recursoOperaciones de Factoring en la que el cliente responde de la solvencia del deudor.
Factoring con notificaciónEl Factor y/o cedente notificarán al deudor la cesión del crédito. Una vez notificado, el deudor quedará obligado con el nuevo acreedor (factor) por lo que desde que tenga lugar la notificación de la cesión, no se reputará pago legítimo sino el que se hiciera a éste último.
Factoring sin notificaciónEl deudor al no ser notificado, no tendrá conocimiento de la cesión y pagará directamente al cedente, quedando el cedente obligado frente al factor al pago del importe del crédito cedido y anticipado.

Entre los costes tenemos, por un lado, un coste financiero, mediante el cobro de un tipo de interés. Por otro lado, las comisiones, en función de los servicios contratados, que pueden ser la clasificación de los deudores por parte del factor; si hay cobertura de insolvencia o no; si hay gestión de cobro o no y por la carga administrativa que conlleva la gestión de su cartera de clientes.

En España la gran mayoría de operaciones son sin recurso. Por sectores de actividad están a la cabeza las industrias manufactureras con casi un 30% del volumen total (34.395 millones de euros) y comercio con cerca del 19% (21.723 millones de euros).

Tras dos años de caídas, este instrumento financiero remontó la crisis creciendo un 5.68% en 2015 con respecto al año anterior y moviendo 115.220 millones de euros.