En la actualidad, el libre comercio y la ley de la libre oferta y demanda, crea un mundo empresarial muy competitivo. Superar a la competencia supone centrar todos, o gran parte, los esfuerzos de producción a esta meta. Para ello, impulsar la marca de la compañía es la forma más eficaz y se presenta como la opción más adecuada para destacar en el mercado.

El reconocimiento por parte de los consumidores y del público en general, contar con una amplia clientela fidelizada, y una buena reputación son las vías idóneas para el impulso de una marca. Sin embargo, estos caminos a llevar cabo se presentan como herramientas para trabajar a largo plazo, mostrándose como el centro de la estrategia de negocio.

Las líneas de actuación para el impulso de una marca son:

  • La creación de nuevas líneas de producto como nuevas versiones de producto ya existentes añadiendo características para ofrecer una mayor variedad (nuevos colores, funcionalidades, packaging renovado, más disponibilidad de tallas). Esta inversión puede suponer más notoriedad de la marca, llegar a más público, y a su vez, más ventas. Invertir en innovación del producto conlleva más notoriedad y más conversión a clientes, aprovechar las nuevas características del producto para llegar a la satisfacción de clientes nuevos. La innovación mejora la competitividad de la marca.
  • Mejorar la relación calidad-precio es mucho más simple que el intentar arañar costes de producción. Es tendencia actual el sacar productos más económicos con menos características que las versiones Premium. Se trata de sacar productos de línea “básicos” sin mejoras o todas las funcionalidades, sino un producto estándar con un precio competitivo, una submarca incluso es una muy buena opción para no deteriorar la imagen de la versión Premium.
  • El aprovechamiento de la nueva era omnicanal. Las grandes superficies suelen vender los productos a precios más bajos que los recomendados por el fabricante, por lo que las marcas se ven obligadas a replantearse su estrategia de ventas. Muchas de ellas se sientan con el distribuidor para llegar a un acuerdo de precios más bajos de lo habitual, mientras que otras optan por vender ellos mismo sus productos mediante otros medios. Es aquí donde entra el e-Commerce, una salida muy factible para aquellas empresas que quieren llegar de una forma más directa a sus clientes, o que simplemente quieren ampliar su cuota de mercado, llegando a aquel sector de la clientela más joven que ya realiza todas sus compras de forma online.
  • Si un producto no se diferencia de sus competidores del mercado, reducir su precio no es una idea descabellada, de esta forma, se puede diferenciar por tener un precio más competitivo. Al contrario que si se dispone de productos Premium, donde bajar el precio al consumidor se puede percibir como una reducción de la calidad del producto.